sábado, 1 de septiembre de 2012

Red Social

Y de pronto me encontraba en un pasillo oscuro, un pasillo con miles de puertas sin abrir. Cientos de secretos aguardando ser descubiertos, mentiras desechas y pesadillas. Caminando por éste largo corredor hubo sólo una puerta que en particular llamó mi atención. Sabía que si entraba encontraría lo que buscaba, sabía también su contenido me destruiría. Me acerqué lentamente, dudoso y tambaleante, inseguro de querer saber lo que se revelaría ante mí.  

Una vez dentro de ése lúgubre paisaje pude percatarme de lo que a simple vista era inofensivo y por un momento pensé "Hasta aquí, es suficiente." ¿Podría otorgarte el beneficio de la duda? Pero el motor de la inseguridad, el temor de lo incierto, me sumergieron hasta lo más profundo del cuarto. Ahí fué donde me enfrenté a la pesadilla, un fantasma que siempre había estado ahí, un fantasma que siempre ha estado y que nunca se irá: tu fantasía.